CUANDO NOS FALTA EL AIRE
Sentado en el sillón, con la incertidumbre y el dolor como testigos de la historia de tristeza que está narrando tu rostro, llevas días postrado ante una muralla de imágenes y emociones confrontadas que te imposibilitan descubrir un rumbo que te señale una chispa de esperanza para encontrar una salida a este laberinto de miedo y desilusión.
Ella te hablo, y las lágrimas en sus ojos no acompañaban palabras vanas al aire, bien sabes que el llanto amargo con el que envolvió su mensaje, era la prueba más honesta de que su corazón se estaba expresando desde una sinceridad pura:
“Necesito encontrarme, me ahogo, no puedo más, el espacio en el que respiraba junto a ti se ha estrechado tanto que me falta el aire y siento que nos estamos alejando de la Luz bajo la que antes brillábamos juntos, sé que te Amo, mas te he estado buscando, desde la alegría al principio, desde la tristeza después, y ahora desde el dolor de no sentir más aquella presencia cálida de ayer. No sé donde estás, es como si hubieras dejado de escuchar mi alma de mujer…me falta el aire, necesito espacio para ser, para volver a sentirme”.
Ella se ha ido, deseando con toda su voluntad de descubrir en este proceso, toda la verdad que ilumine el miedo, el dolor y la incomprensión de sus sentimientos, permitiéndose encontrar la libertad de un nuevo espacio puro, la realidad del Amor que os Une, se está permitiendo abrazar el Silencio, se está otorgando la escucha más plena y atenta…y eso es valor, atención y respeto profundo por vuestra relación.
Dime la verdad, ahora mismo estás exhausto. Has estado buscando mil y una causas y razones sin sentido, que intenten explicar una realidad con menos sentido aún, que nace tan sólo de la pobre interpretación que estás haciendo de lo que sucede: Tú crees ver: “Ella me ha dejado, no me Ama, uno de los dos es culpable de esto y me voy a encargar de averiguarlo”.
Da igual las historias que lleguen a tu mente. Si nacen de un sentimiento de culpa, no podrán sino mantenerte en la oscuridad y alejarte de la verdad.
Detén tus pasos, aquieta tu mente, haz a un lado el analizador, al que busca justificación.
Tu corazón no merece ser torturado. Detente, entrega al Silencio profundo todo lo que estás sintiendo, ve adentro y escucha. Se te está concediendo, ni más ni menos, que la oportunidad de recordar el verdadero propósito por el cual la vida unió vuestros pasos: expresaros el Amor incondicional que en verdad deseáis entregaros, más allá de todo juicio personal que intente separaros, reconociendo que no puede haber distancia real, entre dos corazones que se hacen el regalo de brillar como un solo Ser.
Desde el reconocimiento de esta Verdad, podrás observar, sin castigarte, como intentabas establecer una relación de unión, desde los frágiles cimientos del interés personal, de la lucha de poder por la razón, y desde una mirada débil y vulnerable que apenas podía alcanzar la vaga superficie de una intuición profunda, desde la cual revelar la compresión capaz de sanar cualquier conflicto.
Éste es el momento de rendición y entrega, regresa aquí ahora, el espacio que ella necesita vivir, es un regalo a través del cual se te concede el precioso espacio que, así mismo, tú estabas necesitando…para contemplaros en el silencio, en la aceptación mutua y sin juicio de la responsabilidad que os haga recordar que, más allá de cualquier error, tan sólo deseáis Amar.
Es momento de perdonarte para comenzar a Amarte, Para comenzar a extender tu Visón de lo que antes era una escueta y ausente mirada, a lo que verdaderamente sucede ante tus ojos.
Y es así como el espacio se abrirá, al abrir tu corazón. Y un aire nuevo y puro inundará de comprensión y aceptación el templo desde el cual recibir a quien venga a caminar a tu lado.
Sem y Yolanda
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